Setenta años después, Camarón en nuestro recuerdo

Redacción. Este pasado 5 de diciembre, se celebró el 70 aniversario del nacimiento del gran visionario del arte flamenco de todos los tiempos, José Monge Cruz ‘Camarón de la Isla’ (San Fernando, Cádiz, 1950-Badalona, Barcelona, 1992). Autor e intérprete, es reconocido como el gran icono del arte jondo, por su voz honda, su sabiduría en el cante y por saber transmitir sobre las tablas como ningún otro de sus contemporáneos.

SGAE

Para Juan Carmona, coordinador de Flamenco de la Fundación SGAE, “hablar de Camarón es hablar del cante en su máxima expresión, es hablar de ‘una leyenda en el tiempo’…, pasado, presente y futuro”. “Su voz –continúa- evoca a fragua, a yunque a lo litúrgico y sagrado… Ya se ha dicho todo de Camarón, pero su voz, su arte y genialidad abarcan mucho más que todo lo que el más grande de los poetas o escritores podrá describir jamás”.

Camarón era miembro de la SGAE desde enero de 1982, donde tenía registradas como autor y en coautoría más de cien obras, el creador proviene de una familia canastera de tradición flamenca, sobre todo por su madre que amenizaba cualquier reunión familiar. En la fragua de los Monje eran frecuentes las visitas de los grandes cantaores andaluces de la época, con lo que el niño José se curtió escuchando a artistas de viejo cuño como Manolo Caracol, Antonio Mairena, La Perla de Cádiz, Pericón, El Chato de la Isla, Macandé o El Beni.


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Trayectoria

De niño, cantaba y él mismo se acompañaba de la guitarra, de la que era gran aficionado. Pero con solo quince años, este gitano rubio -de ahí el apodo que le puso su tío Joseico- pasó de dejar su impronta en las calles de su pueblo o en los trenes y autobuses que partían hacia localidades vecinas, y luego, en la mítica Venta de Vargas (donde coincidía con Rancapino), a fascinar en los ámbitos más flamencos de Madrid.

En uno de esos tablaos de la capital fue donde conoció a otra de las figuras más universales del flamenco, Paco de Lucía, un binomio cultural que llegó a grabar nueve discos entre 1969 y 1977 (‘Rosa María’, ‘Canastera’, ‘Arte y majestad’ o ‘Castillo de arena’). Aunque sin duda el punto de inflexión en la carrera del cantaor isleño, cuando su estilo personal se alejó del original, algo más ortodoxo, fue con el reconocido ‘La leyenda del tiempo’ (1979), producido por el ya experto Ricardo Pachón.

Siendo un trabajo discográfico aún incomprendido por los más puristas, es el gran referente de su carrera al fusionar estilos como el rock, el jazz o el pop con su flamenco más personal, lo que hizo tambalear los cimientos de este arte tal y como era conocido hasta entonces. El disco incluía adaptaciones de poemas de Federico García Lorca, y colaboraciones con artistas de la talla de Kiko Veneno, Tomatito, los hermanos Rafael y Raimundo Amador. Todavía hoy es considerado una joya de la música de los últimos 50 años.

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