Redacción. El próximo sábado, 28 de noviembre, se cumplen 182 años de la dedicación de la Catedral de Cádiz, por parte del obispo Mons. Domingo de Silos Moreno. Con tal motivo, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza, presidirá, ese mismo día, a las 9.30 horas, en el Coro de la Catedral una misa con laudes. Además, se encenderán las doce velas que fueron ungidas cuando la Catedral fue consagrada en el año 1838.
La primera piedra en 1722
La Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Cádiz, madre de todas las iglesias de la diócesis y símbolo parlante de toda la comunidad de fieles, unida a través de su obispo y su presbiterio a la Iglesia Universal, comienza a proyectarse con el traslado, en 1717, de la Casa de la Contratación y del Consulado de Cargadores de Sevilla. Había que dotar a Cádiz de un nuevo templo, y así, acorde con los nuevos tiempos y circunstancias, se puso la primera piedra en 1722 con planos del maestro mayor Vicente Acero, quien había concebido una catedral que vino a ser el eslabón de las iglesias catedrales góticas y renacentistas españolas con las catedrales barrocas de América.
El ambicioso proyecto, iniciado y continuado con el cuartillo (el cuarto del uno por cien) de los caudales venidos del Nuevo Mundo como pago de las mercancías enviadas a América por los comerciantes de Cádiz, hasta el año 1796, en que se paralizaron las obras, dirigidas después de Vicente Acero, sucesivamente por Gaspar Cayón, Torcuato Cayón de la Vega, Miguel de Olivares y Manuel Machuca. Estos arquitectos trabajaron los estilos artísticos del barroco, el decorativo de la rocalla y rococó, el clasicista y el neoclásico.
La obra permaneció interrumpida hasta 1832, en una época nada propicia para los grandes proyectos, en un siglo de revoluciones y decadencia del comercio, que afectaron sobre todo a Cádiz. Fray Domingo de Silos Moreno cerró el templo no sin grandes gastos y desvelos y trasladó de Santa Cruz, la Catedral Vieja, a la Nueva, una vez consagrada el 28 de noviembre de 1838, el culto catedralicio y la asistencia de los capitulares.