Redacción. Cádiz no fue ciudad de peñas futbolísticas a lo largo de la historia. Pocas han sido las peñas cadistas antes del “boom” que se vive en la actualidad. Antes de la llegada de Pepe Mata las agrupaciones cadistas se podían contar con los dedos de una mano: la peña “El acordeón”, la de “Enrique Mateos”, las “Brigadas Amarillas”, el “Frente Cadista”, el “Norte Trompetero” y poco más.
El 25 de septiembre de 1970, son aprobados por el Gobierno Civil los estatutos de la “Peña Cadista”. Esta asociación, que marcaría una época en la historia del cadismo, nace tras las elecciones a la presidencia del Cádiz celebradas el 29 de julio de 1970, en las que sale elegido como presidente José Antonio Gutiérrez Trueba. En dichas elecciones, Manuel de Diego Moreno había retirado su candidatura de las mismas. De Diego decide, junto con varios socios cadistas, constituir la referida peña, según sus palabras, “para iniciar dentro del cadismo una labor limpia que le haría contar con el apoyo de la afición en un futuro no muy lejano”.
Desde la Directiva del Cádiz CF no se veía con buenos ojos el nacimiento del nuevo colectivo, incluso desde ciertos sectores de la propia afición se decía que la Peña Cadista constituía una “quinta columna” contra la junta directiva de Gutiérrez Trueba. Sin embargo, con la ayuda de la Peña Cadista el Cádiz CF llegó a los 6.000 socios en 1971, pues se le exigía a los peñistas que lo fueran antes del Cádiz CF.
La sede social de la Peña se inauguró el 11 de mayo de 1971 en un local situado en la calle Cabrera de Nevares. El obispo de la Diócesis, Antonio Añoveros, bendijo las instalaciones. Los locales disponían de cafetería, hall de lectura y salón de televisión, que hacían de la peña un lugar ideal en el que pasar los ratos agradables de asueto. La Peña contaba con más de 1.500 asociados y se presagiaba llegar a los 3.000, por lo que De Diego ideaba adquirir terrenos para una futura Ciudad Deportiva.
El 17 de agosto de 1972 se firmaron las escrituras de adquisición de unos terrenos en el término de Puerto Real, próximos al Barrio de Jarana, donde se asentarían las instalaciones deportivas de “El Rosal”. Los terrenos ocupaban una extensión de 80.310 metros cuadrados, de ellos 5.500 eran de pinares. Como principal proyecto y de inmediato se instalaron tres campos de fútbol y un parque infantil con merendero. Años después, el 20 de Marzo de 1976 se inauguró un salón familiar y unas boleras que completaban unas magníficas instalaciones.
De Diego intentó en una segunda ocasión alcanzar la presidencia del Cádiz CF, pero de nuevo fracasó al salir elegido Vicente Alonso. Hasta que en julio de 1976, por fin consigue ser presidente del Cádiz CF. Fue tan fructífera su labor que en una sola temporada consigue lo que ningún anterior presidente había logrado hasta la fecha, ascender al Cádiz CF a la Primera División. El Cádiz CF paga la novatada en su debut en la División de Honor y desciende de categoría en aquella misma temporada.
De Diego se ve obligado a dimitir al finalizar la campaña. Esta experiencia le hace quedar asqueado de todo lo que es el fútbol, por lo que significa el fin de la “Peña Cadista”. Ante la disolución de la Peña, Manuel de Diego fue el único que quiso que los terrenos del Rosal pasaran a manos del Cádiz C.F., contra la voluntad de todos los peñistas.
Hoy en día los terrenos del Rosal son, junto con la afición, el principal patrimonio del Cádiz C.F., todo ello gracias al “Patatibiris”, que en gloria esté. Antes de morir, con amarga tristeza se quejaba: “Puede que algún día decidan llamarle al Complejo Deportivo, “El Rosal – Manuel de Diego”, pero, y una vez muerto, ¿para qué quiero reconocimientos?”.