La labor solidaria de una monja un convento de Arcos para que no falte agua en Kenia

Fermín Cabanillas. El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos.

La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos.

En noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptó la Observación General número 15 sobre el derecho al agua. El artículo I.1 establece que «El derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna».


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La Observación también define el derecho al agua como el derecho de cada uno a disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico. Sin embargo, en algunos lugares todo esto es teoría.

La ubicación

Mwatate está situada a tres horas en coche desde Mombasa, la segunda ciudad de Kenia. Hace años que allí desarrolla su labor social sor María Luisa, monja de clausura nacida en Marchena y perteneciente a un convento de Arcos de la Frontera.

Una de sus compañeras es sor Rosalía, y con ella lleva adelante la batalla de suministrar agua potable a miles de familias que viven en los alrededores de su convento.

Para conseguir fondos, usa cualquier método, como los ingresos que sus compañeras consiguen con la venta de dulces en la localidad gaditana.

Y ahora, su idea toma forma mediante un convenio entre el Ayuntamiento de Marchena, el  IES López de Arenas de Marchena y la ONG Llamarada de Fuego, que se encargaría de la coordinación y supervisión de las  actuaciones del proyecto con las Hermanas Descalzas de Mwatate de Kenia, mientras que los dos primeros llevarían a cabo la financiación.

Firma del convenio en el Ayuntamiento de Marchena.

El proyecto abanderado por María Luisa Baco Martín, y se denomina oficialmente ‘Los de lejos también necesitan agua’. A través de este convenio de colaboración, se presentará dicho proyecto al Programa de Subvención de Ayudas al Desarrollo que lleva a cabo la Diputación Provincial de Sevilla, para obtener la financiación necesaria. María Luisa fue alumna del IES López de Arenas de Marchena, y el centro ha dado un paso adelante para ayudarla.

Antecedentes

Las hermanas Mercedarias Descalzas en Mwatate tienen un pozo en la localidad, que perforaron para el abastecimiento de su casa, pero al ser el caudal tan grande empezaron a ayudar a la Parroquia, a varias escuelas, y a los habitante más próximo al convento.

El pozo se encuentra situado a 3.5 kilómetros del pueblo en la carretera de Wundanyi. Esta área se encuentra situada en MWatate en el distrito recién creado de Taita.

La fuente de agua actual para esta área proviene de la línea local de tubería que por gravedad, se alimenta del río Dembwa. Unas tuberías muy viejas y pequeñas, insuficientes para la demanda de una población en crecimiento. Además, el río ha experimentado una importante disminución de caudal.

Uno de los objetivos principales del proyecto es, dada la escasez de agua aprovechar las lluvias para recoger sus aguas en un estanque de unos seis metros por treinta y cuatro metros y cinco metros de profundidad. Todos estos datos están recogidos en la memoria del proyecto.

Un gran caudal

La Comunidad de Monjas Mercedarias Descalzas perforó hace años un pozo para el abastecimiento de la Comunidad que fundó en Mwatate. El caudal de agua fue tan grande (35 metros cúbicos por hora), que ha permitido a lo largo de estos años darle agua a un sector amplio de la población (estamos hablando de agua potable) a más de 7000 personas.

En Mwatate, en la comarca de Mwachabo, hay dos pedanías bastante alejadas del Monasterio, que no tienen agua, ni para el consumo doméstico. Tienen una población de 5.000 personas aproximadamente. Imaginaros una familia con seis u ocho miembros, en la que la madre y los niños son los que van a recoger el agua.

La madre recoge la leña, guisa, lava, cuida de los pequeños, van por el agua que no tiene en la esquina, sino a dos kilómetros, y si no pueden ir ella, van los niños cuando salen del colegio. Los niños quieren estudiar, pero no hay tiempo, hay que ir por agua, por la noche no hay electricidad.

Problemas por falta de agua

En cuanto a la sanidad, la escasez de agua potable provoca enfermedades, como la diarrea, la disentería, la fiebre tifoidea, la poliomielitis; los sanitarios ni mucho menos con agua, sino en cualquier parte, como mucho, un pozo ciego, que al final lo que hace es llevar más contaminación.

Estos depósitos de agua pueden cambiar la vida de estas personas, como ya ha empezado a cambiar la vida de otras que ya tienen agua.

La Comunidad de Monjas Mercedarias Descalzas no ganan nada con este proyecto, ya que tienen construida su propia infraestructura. Pero a tan sólo 5 o 6 kilómetros hay personas que para tener agua tienen que andar hasta dos kilómetros o gastar más de la mitad del sueldo (entre 300 y 400 chiles) para que le traigan agua (20 litros: 5 chiles. Con el transporte 20 litros entre 30 y 50 chiles).

Con todo, la pelea es llevar el agua a unas 5.000 personas en las localidades de Landi, Taughi y Maribongonyi.

Ubicación estratégica

El proyecto se desarrollará en Mwatate, localidad urbana de Kenia, capital del condado de Taita-Taveta en el sur del país. Se ubica unos 20 kilómetros al suroeste de Voi, sobre la carretera A23 que lleva a la ciudad tanzana de Arusha pasando por la frontera de Taveta.

Debido a su posición, al pie de las Colinas de Taita en una altitudes de aproximadamente 800 metros por encima del nivel del mar, el área esta caracterizada por un clima de sabana, caliente y seco con lluvia anual término medio de cerca de 700 milímetros.

La geología del área esta compuesta por roca metamorfoseadas arcaica. Los terremotos son generalmente literaticos, como producto de la anomalía de ser rocas de metamorfosis. Esta tierra es de color rojizo café, arcillosa y parcialmente arenosa; muy rica en hiero, magnesio, calcio y otros minerales.

Tener agua potable es algo inimaginable para más personas de lo que parece en todo el mundo.

Contando con agua esta tierras son ricas y fértiles soporta el crecimiento de una gran variedad de vegetación por lo tanto tiene un potencial muy alto para la agricultura. La vegetación de la zona esa compuesta por arboles espinosos, matorral alto y arbusto.

El área esta atravesada por un buen numero de torrentes secos provocado por la erosión de las lluvias muy fuerte, como resultado de esta degradación de la tierra por la destrucción de la vegetación. Al ir arrastrando el agua la tierra por falta de esta vegetación, no hay corrientes de aguas subterránea en el área del proyecto.

Un pozo en el convento

El agua llega del pozo a un taque de 100.000 litros que está en el convento. Desde allí se distribuye por gravedad a los usuarios hasta los dos tanques de Mururu, es el nombre donde están los tanques. Desde estos tanques impulsada por la bomba que está en el presupuesto llegaremos hasta tres tanques Mjega Mapi, nombre que se va a poner como almacenamiento de distribución, que ya a su vez por gravedad llegará a los tanques de distribución para las pedanías Landi, Taughi y Maribongonyi.

Como se recoge en el convenio, la viabilidad económica está plenamente asegurada, ya que la escasez de agua potable en la zona es un problema importante, que está causando numerosas enfermedades, y su disponibilidad mejora las condiciones de vida de la población, reduciendo considerablemente el número de enfermedades padecidas por su carencia.

Si todo va bien, en unos doce meses a contar desde la recepción de la subvención podrían comenzar a verse los beneficios de este proyecto.

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