Las mejores obras de arte y el olor a incienso vuelven a las calles de la provincia de Cádiz

Redacción. Hay procesiones de lujo, austeras, con escenas dramáticas, curiosas y con rivalidades cofrades ancestrales. La Pasión de Cristo convertida en una manifestación de fe y también en un espectáculo propio de las mejores coreografías en las que no falta la ambientación: la música y el silencio, el olor a cera quemada, a incienso y a flores recién cortadas, porque la vida termina y empieza de nuevo. En cada rincón de la provincia, una Semana Santa singular desde el día 2 hasta el 9 de abril de 2023.

En una provincia con tanta historia -y más de 300 Cofradías y Hermandades- la Semana Santa ha tamizado todos los aconteceres y en ella se refleja desde de la tardía conquista cristiana de Al-Andalus hasta la huida de Gibraltar pasando por la militarización de San Fernando, donde los marinos trasladan a las procesiones su sistema organizativo.

Por eso, contemplando una procesión, no se han visto todas. Desde el siglo XV, esta manifestación religiosa ha generado esculturas, bordados, música, orfebrería, vestimentas y hasta un modo de llevar los pasos, que forman ya parte del patrimonio cultural más bello de la provincia.


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La historiadora Ana Gómez Díaz-Franzón, en el volumen «La Semana Santa como patrimonio cultural de Andalucía» de Ediciones Tartessos ha publicado «La Semana Santa en Cádiz», una espléndida radiografía en el tiempo y en el espacio de sus orígenes, de su evolución y de sus manifestaciones actuales.

Desde 1488

Como en toda Andalucía, la Semana Santa se caracteriza por la sucesión de procesiones de las diferentes hermandades desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección, algunas tan antiguas como la del Mayor Dolor de Jerez, fundada por zurradores, zapateros y curtidores en 1488 ó la de la Vera-Cruz de Cádiz que data de 1566, cuyo crucificado es conocido como el «Emperador dormido», y otras tan multitudinarias como la de La Palma que cuenta en la capital con más de 3.000 hermanos.
Singularidades de la Semana Santa.

Por la solemnidad de los pasos, por el recogimiento del público o por los espontáneos que cantan saetas en medio del silencio, cada procesión es una puesta en escena única y diferente.

La Semana Santa de la ciudad de Cádiz fue declarada merecidamente en 2022 Fiesta de Interés Turístico Nacional, clasificación que ya tenían las de Arcos y la de Jerez.

En Cádiz no hay que perderse el domingo el Cristo de la Humildad y Paciencia, antiquísima talla cuya cofradía fue fundada en 1621 por un grupo de cargadores de indias de origen vasco. De hecho, en la cúpula de la iglesia de San Agustín de la ciudad colocaron los tres escudos de las provincias vascas y de Navarra, por lo que la Hermandad fue conocida como la cofradía de los vizcaínos.

El jueves por la noche destaca el Nazareno que desde su salida hasta la recogida bien entrada la madrugada, es el alcalde perpetuo de la ciudad, y la noche siguiente, viernes, la gran sobriedad y silencio del cortejo de la Buena Muerte. Expertos de la Santa Sede han considerado este crucificado como la mejor representación de Jesús Crucificado en la cristiandad.

En Jerez destaca «el Prendimiento» con su espectacular árbol olivo, uno de los más grandes de la Semana Mayor de Andalucía, y la «Amargura», Hermandad de gran devoción y tradición cofrade en la ciudad, así como tradiciones tan particulares como la «trompeta saetera» de la hermandad del Mayor Dolor, vestigio del antiguo toque de corneta utilizado para avisar al pueblo de la presencia de algún saetero.

Un momento especial en la Semana Santa de San Fernando es el paso de la cofradía de las Tres Caídas, de última creación, ante la popular Venta de Vargas tan vinculada al cantaor Camarón de la Isla, donde los saeteros le cantan al titular, en la noche del Jueves Santo.

Una ciudad donde el tambor que marca el ritmo, es diferente a la de otras ciudades, pues se trata de un redoble que tiene sus raíces en las bandas militares de la ciudad, y cuya Patrona lo es también de toda la Armada Española desde 1901.

Especial mención merece la imagen del Cristo de las Misericordias en la Semana Santa de Chipiona, que tiene un gran arraigo popular con motivo del Terremoto de Lisboa de noviembre de 1755, cuando las aguas inundaron la ciudad, el pueblo sacó la imagen del Cristo en rogativa y las aguas bajaron de nivel seguidamente, por lo que fue considerado un milagro.

En Rota llama la atención el sermón del Nazareno, que se vienen celebrando desde mediados del siglo XVIII la madrugada del Viernes Santo.

Tras el toque de la trompeta dolorosa, el orador –habitualmente un cantaor- recuerda como el Señor, condenado a muerte, tomó la cruz y salió camino del Gólgota y una mujer -Verónica- limpia el rostro del Señor dejándolo estampado en un lienzo, un hecho representado por una joven vestida de hebrea.

En Puerto Real destacamos la recogida de la Virgen de la Soledad y el ritual de los «tres portazos» que se dan a la imagen, en recuerdo a aquéllos que la Madre Loreto dio a quienes quisieron quemar la iglesia en 1936.

Ana Gómez dice que algunas cofradías han optado por recuperar la primitiva austeridad de la Semana Santa, como la del «Nazareno» de Chiclana o la de la «Salud, Amor y Sacrificio» de Jerez, donde los nazarenos no llevan antifaz sino el antiguo capuz. Una vuelta a los orígenes de una Semana Santa que se puso barroca en el siglo XVIII, cuando se multiplicaron los pasos y se convirtieron en protagonistas indiscutibles de las procesiones.

Añade que de Sanlúcar de Barrameda es muy particular cargar los pasos «al cincho» y utilizar «la chasca», un instrumento de madera semejante a una castañuela que se utilizar para reiniciar y parar la marcha.

El hecho de que Sanlúcar de Barrameda fuera desde hace siglos puerto de partida hacia América de la evangelización cristiana, provocó que en la localidad hubiera un gran número de religiosos y de conventos, además de un legado monumental del rico pasado de la ciudad, tales como monasterios, palacios, jardines históricos y antiguas bodegas que se convierte en el escenario de los recorridos procesionales.

Todas las oficinas de turismo de las grandes ciudades cuentan con itinerarios y horarios de las procesiones, que de forma simultánea recorren el casco antiguo de sus respectivos municipios en la Semana Mayor gaditana.

Una Semana Santa en la provincia de Cádiz que sigue engrandeciéndose año tras año, con la creación de nuevas Hermandades, como la sección de penitencia del Nazareno de la Obediencia de la Hermandad de la Merced en Cádiz capital, o la incorporación de la Humildad y Paciencia de Jerez a la nómina de hermandades de penitencia, así como en Algeciras, cuya Semana Mayor vive una época de resurgimiento, pues desde 1984 se han creado tres nuevas cofradías, que han venido a sumarse a las siete que ya existían.

De interés turístico

Tres de ellas están declaradas de interés turístico nacional: las de Jerez, Cádiz y Arcos de la Frontera, donde los pasos apenas si caben por las calles estrechas y empinadas, pero la Junta de Andalucía considera de interés turístico la Semana Santa de una veintena de pueblos gaditanos. Entre ellos figura la de Alcalá del Valle, donde destaca el Domingo de Resurrección, caracterizado por el desfile de hornazos y la «Carrerita de San Juan», en la que el Santo recorre a gran velocidad las calles del pueblo hasta encontrar a la Virgen para avisarle de la Resurrección de su hijo. En Torre Alháquime son mujeres quienes lo transportan y cuando se produce el encuentro las imágenes bailan al compás de la música y de los aplausos del público.

En Arcos, «son muy particulares los armaos, cuadrillas de romanos que se remontan al siglo XVIII cuando salieron por primera vez acompañando a Jesús Atado a la Columna» resalta la investigadora.

También llama la atención la imagen del Niño Jesús, traída desde Roma en 1764 que sale el Viernes Santo en una escenificación alegórica y premonitoria de su muerte en la cruz y el domingo, que sale resucitado, vestido de gloria.

Díaz Franzón destaca igualmente «La Borriquita viviente» de Alcalá de los Gazules en la que unos 80 niños vestidos como hebreos salen en procesión el domingo de Ramos.

En Benamahoma, pedanía de Grazalema, cabe subrayar la celebración del Domingo de Resurrección, uno de los pocos desfiles en el que procesiona una imagen del Corazón de Jesús. Como preparación de la Resurrección, la noche del sábado es tradicional que niños del pueblo llamen a la alegría con una cencerrada.

Alcalá del Valle vive tan intensamente su Semana Santa que cada Cuaresma representa la Pasión y Muerte de Jesucristo. Más de 100 vecinos recrean escenas como la Crucifixión, el Camino al Calvario, la Santa Cena o la Ascensión a los Cielos.

Y recuerda que en algunos pueblos como Vejer de la Frontera continúa vigente la antigua tradición de ofrecer a los nazarenos «roscos» y «pan duro» (rebanadas de pan abizcochado con almendras y especias) tras la recogida de la procesión. Y que también podemos comprar en las confiterías de la ciudad.

Otra particularidad –sigue relatando Ana Díaz- es la existencia de imágenes articuladas como ocurre con los nazarenos de Conil y de Arcos.

En Setenil de las Bodegas goza de gran arraigo popular la singular competencia entre las dos hermandades, la Santa Vera Cruz (los blancos) y Nuestro Padre Jesús Nazareno (los negros). La escisión de la hermandad primitiva tuvo lugar a finales de 1.700 «pero las cofradías siguen poniendo todo su empeño para que sus respectivas procesiones luzcan con mayor esplendor».

En San José del Valle destaca la representación teatral de la Pasión de Cristo y las salidas procesionales y en Benaocaz, el Viernes Santo tiene lugar la procesión de la Pasión, compuesta por siete pasos con gran tipismo en su recorrido.

La Semana Santa de Olvera adquiere matices muy particulares con desfiles procesionales de la Penitencia o Silencio, Los Estudiantes, El Cautivo, Jesús Nazareno, Veracruz y Santo Entierro. Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía, cuyas hermandades se lucen con la mirada atenta de un castillo árabe desde lo mas alto del pueblo, recorriendo calles estrechas y muy pendientes, gracias a la peculiar topografía del terreno.

Campo de Gibraltar

Los cultos cristianos empezaron en la parte occidental en la provincia en el siglo XIII pero hasta el siglo XVI no se completó la reconquista cristiana en la comarca del Campo de Gibraltar donde la Semana Santa se implanta de forma más tardía, a lo que se une la peculiaridad de Gibraltrar, cuyos bienes cofradieros se incorporan hacia 1720 a la Semana Santa de San Roque, declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía. En ella procesionan imágenes del siglo XV al XVIII, que los españoles trajeron consigo cuando huían de Gibraltar invadidos por los ingleses. Se asentaron en una ermita pensando en volver pero con el tiempo fundan la ciudad de San Roque.

En San Roque todas las Hermandades salen de sus iglesias, para recogerse en la Iglesia Santa María La Coronada, desde donde parte la Procesión Magna de San Roque con sus catorce imágenes todos los Viernes Santo y que es considerada uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad.

También es muy característica en San Roque la procesión del Encuentro del Jueves Santo en la que la Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno realizan distinto recorrido hasta encontrarse en la plaza de Andalucía hacia las once de la noche mientras que un sacerdote comenta desde un balcón el pasaje del santo encuentro entre Jesús y su madre.

«En Tarifa es célebre el encuentro del jueves santo entre los pasos de la cofradía del Nazareno y se mantiene –apunta la historiadora- la antigua costumbre de los sermones públicos».

Denominaciones curiosas

No podemos olvidar tampoco las denominaciones tan singulares que reciben algunas imágenes y Hermandades, como por ejemplo el Cristo de la Columna de Cádiz, que es conocido como «el aguador», por haber sido sacado varias veces como plegaria en épocas de sequía, Nuestro Padre Jesús Nazareno de Barbate, conocido popularmente, como el «Ardero», en alusión al arte de pesca «el arda», etc.

En cuanto a las Hermandades, podemos nombrar, entre otras, la Hermandad de «los cerillitos» en El Puerto de Santa María, que recibe ese nombre debido al color de las túnicas, la de «Los Judíos» de Jerez de la Frontera, cuyo posible origen fue una confraternidad de cardadores o de tejedores de mantas o «la Sanidad» de Cádiz, que como otras muchas Cofradías tiene una relación intensa con un gremio profesional, en este caso el sanitario.

Domingo de Resurrección

El domingo de Resurrección es muy especial en la provincia –resalta Ana Gómez- sobre todo en la Sierra y en La Janda, donde además de las procesiones del Resucitado «se celebran varias manifestaciones populares de carácter festivo como la Quema del Judas en Conil o en Benamahoma. En Bornos prolongan el acto con actuaciones musicales y el tradicional Búcaro de la suerte, donde cada sorbo de licor va acompañado de un deseo».

Ana Díaz explica que Judas representa el Mal por lo que se le destruye.
Estas y otras muchas curiosidades se encuentran en el amplio trabajo de investigación que esta historiadora sanluqueña ha desarrollado sobre la Semana Santa gaditana.

El sabor de la Semana Santa gaditana

Productos gastronómicos típicos de la Semana Santa y que incluso empiezan a consumirse en el periodo de Cuaresma son los roscos de Semana Santa y los «bollos» de Arcos de la Frontera.

Entre los más singulares, los roscos en forma de corona de espinas que vende la centenaria pastelería de la Victoria de la localidad de San Fernando desde comienzos de la Cuaresma.
Esta confitería abre durante la madrugada del Viernes Santo y llega a vender hasta 400 kilos de estos roscos durante la salida procesional del Nazareno.

La fórmula lleva harina, huevo, azúcar y como único aroma el clavo, a diferencia de otras recetas típicas de la provincia donde es habitual encontrar otras especias.

En Arcos de la Frontera, lo propio es el «bollo». Los habitantes de este pueblo de la Sierra de Cádiz esperan que el Nazareno ofrezca su última bendición en el Viernes Santo y es costumbre contemplar la procesión y disfrutar de este dulce de vigilia que precisa de ingredientes, tal y como ajonjolí (sésamo), anís verde (matalahúga), azúcar, harina, levadura fresca, canela en polvo, sal, almendras enteras y crudas, agua y azúcar para rebozar.

El gañote es un dulce legendario de la Sierra de Cádiz y especialmente de Ubrique donde se llegan a realizar concursos en Cuaresma para ver quién los hace mejor. Lo habitual es consumirlos antes de la Semana Santa.

En Chiclana de la Frontera es ya tradicional consumir los roscos de aceite de oliva y vino moscatel, receta típica de la localidad que podemos encontrar en el Obrador de Antonia Butrón.

Sin olvidarnos, por supuesto, de las distintas variedades de torrijas que ofrecen las pastelerías de la provincia.

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