Redacción. Investigadores de la Universidad de Cádiz, adscritos al Instituto de Investigación Biomédica de Cádiz (INiBICA), han participado en un estudio publicado en la prestigiosa revista Cerebral Cortex (Oxford University Press), en el que se ha constatado que la estimulación del núcleo accumbens favorece el control inhibitorio en pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), gracias a la reactivación de la corteza prefrontal derecha.
Para entender mejor este trabajo, en el que también han participado expertos de la Universidad Politécnica de Madrid y el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, hay que tener en cuenta que el núcleo accumbens en nuestro cerebro tiene una gran influencia a la hora de integrar aspectos cognitivos, motivacionales y motores, y es uno de los principales núcleos que permite que la voluntad se traduzca en acción y se realicen conductas de búsqueda de placer.
Tal como se refleja en los resultados de este artículo, los científicos han observado que los pacientes con TOC, cuando se les aplica una Estimulación Cerebral Profunda de esta zona cerebral, son capaces de frenar y modular la conducta impulsiva característica de esta patología. El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una afección mental que se caracteriza por tener pensamientos incontrolables y recurrentes que generan ansiedad o aprensión y pueden provocar comportamientos repetitivos, con gran repercusión en la vida de las personas que lo sufren.
Nueve pacientes con TOC
Para desarrollar la investigación, los investigadores evaluaron a nueve pacientes diagnosticados con TOC de tipo refractario (resistentes a tratamientos previos incluido el psicofarmacológico) y tratados con Estimulación Cerebral Profunda en el núcleo accumbens. Es decir, utilizaron dispositivos cerebrales implantados en esa zona de manera permanente, llamados neuroestimuladores, para alterar la actividad eléctrica cerebral, “con el objetivo de modular a gran escala la actividad anómala cortico-subcortical, que se cree responsable del control inhibitorio y la conducta obsesiva en estos pacientes”.
Así, “los datos reflejan que, durante la realización de una prueba de control inhibitorio, los pacientes cometieron menos errores y exhibieron una mayor variabilidad del tiempo de reacción intraindividual cuando tenían el estimulador encendido, mejorando la capacidad para mantener el objetivo y el control de sus respuestas”, como explican desde la UCA. Por tanto, “estos resultados demuestran que los pacientes con TOC tratados con Estimulación Cerebral Profunda del núcleo accumbens son capaces de inhibir y mejorar los síntomas impulsivos y el control proactivo de sus comportamientos inapropiados o innecesarios”.
Por otro lado, los investigadores también detectaron “que el aumento de la re-activación de este circuito cerebral se asoció a un mayor grosor de la corteza cerebral en áreas prefrontales”. De hecho, estos resultados corroboran “el papel fundamental de una Estimulación Cerebral Profunda del núcleo accumbens para modular la actividad del circuito neural responsable de la sintomatología característica de pacientes con TOC, lo que podría producirse fundamentalmente por la reorganización de la actividad funcional en la zona prefrontal derecha”, como explican estos expertos.
La capacidad de la Estimulación Cerebral Profunda, un papal esencial
Con todo ello, cabe indicar que este estudio ha valido a los expertos para constatar, no solo que el núcleo accumbens juega un papel esencial para modular la actividad cerebral en este circuito, sino también que la capacidad de la Estimulación Cerebral Profunda para ser efectiva en estos pacientes podría depender de la propia integridad estructural o grosor cortical de las mismas. De esta manera, desde la UCA creen que estos hallazgos proporcionan nuevos conocimientos y podrían ser útiles para buscar y seleccionar nuevas estrategias para el tratamiento de pacientes con este tipo de trastornos.
El grupo de investigación que ha liderado este trabajo está integrado por Javier J. González-Rosa y Fernando López-Sosa. Entre los autores, Javier J. González-Rosa y Florencia Sanmartino pertenecen al departamento de Psicología de la Universidad de Cádiz; Fernando López-Sosa y Álvaro J. Cruz-Gómez, al Instituto de Investigación Biomédica de Cádiz (INiBICA); Blanca Reneses, Julia García-Albea y Juan Barcia, del departamento de Psiquiatría y Neurocirugía del Hospital Clínico San Carlos Madrid; Ana Galarza-Vallejo, Mar Yebra y Bryan Strange, a la Universidad Politécnica de Madrid; y Antonio Oliviero al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.